lunes, 9 de mayo de 2011

El legado de Jaime Garzón

Ayda Luisa Córdoba Mosquera

"Quiero morirme de manera singular, quiero un adiós de carnaval (...)"
Este pregón que hace parte de la letra de la canción Canela, interpretada por César Mora, es sin lugar a dudas una de las preferidas por el fallecido humorista colombiano, Jaime Garzón, quien desafortunadamente provó el sabor de las balas, muy comunes para silenciar a aquellos que vinieron con la luz para guiar los pueblos hacia el conocimiento.
"Morir en tiempos de son", es otra de las frases de la referida canción, que da cuenta de una realidad que también se vive en el país del sagrado corazón. Esa realidad no es otra que la incapacidad de disfrutar una muerte natural, tranquila o que para muchos, venga de un designio divino. Morir en tiempos de son no fue posible para Jaime Garzón pues desafortunadamente a pesar de que no lo queramos pensar así, muchas son las generaciones que no han podido ser felices, que no han podido danzar al son de la igualdad, de la justicia en el acceso a las oportunidades y sobre todo, que no han podido gozar escuchando por prolongado tiempo las dulces melodías de la verdad que se esconde tras los telones del escenario político.
Trayendo a colación las palabras de César Augusto Londoño, periodista deportivo y amigo personal de Garzón, en este "país de mierda" las voces se silencian pero los legados no mueren, la injusticia a veces parece que triunfara pero fallece ante la bondad de los corazones de "mi pobre gente pobre".
Es por esto que Jaime Garzón y su verdad disfrazada de humor, seguirán vigentes porque se convirtió en un referente de lucha, de reflexión. A pesar que lo queramos ver tan lejano, él nos enseñó que todos podemos ser Heribertos de la Calle, es decir, todos tenemos el valor de levantarnos y pelear contra este sistema opresor que a pesar de su poder devenido del dinero, no hay podido callar las voces que brotan del alma.

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