Por: Ayda Luisa Córdoba M.
La serie de conciertos “Paz sin fronteras” organizados por el cantante colombiano Juanes, han despertado la curiosidad investigativa de profesionales de diversas áreas, quienes analizan si en realidad estos eventos son exclusivamente con fines filantrópicos.
Por ejemplo, Santiago Ocampo, socio de la prestigiosa empresa Aljure y Ocampo Comunicaciones, esboza una pregunta interesante: “¿Es Juanes un estratega de los medios de comunicación?” La interrogante surge porque estos conciertos, sobre todo el realizado en Cuba, generaron un fuerte impacto social y mediático que catapultó y posicionó la imagen del artista como un generador de paz pero además dejó listos a los fanáticos para comprar su nueva producción discográfica.
Las acciones sociales planeadas milimétricamente como la anterior, despiertan gran notoriedad en los medios de comunicación y es claro que en ese “querer salvar al mundo” subsiste la intención de mercadear y producir recursos económicos.
Posar para la revista le costó la corona a la señorita Chocó 2011-2012 |
Recientemente la revista Soho, publicó una portada bastante polémica en la que posan desnudas cuatro mujeres afrodescendientes y en el fondo dos empleadas domésticas bajo el argumento de parodiar una portada anterior de la revista Hola, en la que aparecían mujeres blancas acaudaladas y dos domésticas afro en el fondo.
Además de mofarse de la portada de Hola, otro de los objetivos era exaltar la belleza de “la mujer negra” y protestar contra el racismo.
Narrado el antecedente, es pertinente trasladar la pregunta de Ocampo a este contexto. ¿En realidad tras de este desnudo artístico y muy coherente con el estereotipo de sexualidad atribuido a la mujer afro, hay un filantrópico interés por combatir el racismo?
Si esto fuera cierto, un porcentaje de las ganancias obtenidas por la venta de los ejemplares, iría a apoyar una de las tantas fundaciones que buscan promover en comunidades históricamente discriminadas, la formación académica y cultural para que por esta vía, se disminuyera el número de afrocolombianos e indígenas excluidos por falta de capacitación.
Si esta premisa fuera cierta, la revista con su gran influencia, propiciaría espacios de debate en el que participen actores políticos, sociales, económicos y en general la población civil, para que en realidad se sensibilice sobre el racismo y sus efectos.
La polémica vende y más si se asocia a la defensa de alguna injusticia social. Lo altruista de esta portada se queda en el aire y no aterriza en el terreno en donde la realidad demuestra que el racismo, la discriminación y sus formas conexas en lugar de ser tomados en serio, son bastiones para la parodia de un grupo de burgueses mediáticos.
Interesante. Tienes toda la razón, Ayda. Te felicito por tu publicación. La lucha sigue.
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