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jueves, 12 de noviembre de 2020

Sangó desde África hasta América mestiza

Orisa en Trinidad

 

Presencia de una deidad viajera por el caribe y el sur

Por: Gladys Quiroga Delgado, Licenciada en Comunicación Social, UCAB 1993 – Yeyé Omi Toké Ifalokun

Primera Entrega

 La esclavitud, es reconocida como uno de los peores crímenes en contra de la humanidad. Durante más de cuatro siglos, África sufrió los embates de la Trata en la que alrededor de sesenta millones de personas fueron capturadas, vendidas, explotadas y torturadas. A pesar de las vejaciones y los intentos por “erradicar” la cultura de esos esclavizados, en el Caribe y en algunas zonas de Sur América, se crea un intercambio de valores e ideas, que sienta las bases de la expresión social y religiosa que nos caracteriza como fe, llámese Regla de Osha, Culto Xangó, Vudú o Candomblé.

Entre las distintas etnias que se unifican para dar origen a nuestras manifestaciones religiosas americanas, están los grupos de origen bantú del Congo, Angola y Mozambique y por otro lado, los Radá (Arará), Fon y Yoruba, originarios del Africa Occidental. Estos últimos, ciertamente fueron menores en número pero inmensos en aportes culturales y conocimientos, debido al desarrollo cultural y social de su nación con respecto de sus pares de otras regiones del Äfrica Subsahariana.

Sangó, el Irunmole y también Alaafin (Rey) del Imperio de Oyó es una las deidades más populares y respetadas en Tierra Yoruba y en el Caribe. Fue tal el poderío de los Oyó en el África de su tiempo que su influencia se extendió no sólo a los pueblos conquistados sino que también es una de las bases fundamentales en los procesos de formación de las identidades nacidas en las naciones en donde nuestros ancestros fueron esclavizados.

 

Orisa en Trinidad


Culto Sangó (Shango´s Cult)

El Caribe estuvo colonizado por ingleses, franceses y españoles. Trinidad, descubierta en el tercer viaje de Cristóbal Colón, fue fundada y controlada por españoles hasta que en 1783, debido a revoluciones independentistas de Haití y Francia, muchos ciudadanos de las Islas Francesas, emigraron hasta ahí. Para ese momento, en Trinidad habitaba un grupo dominante, descendiente de blancos españoles que tuvo que dar paso a personas de piel oscura que tenían educación, dinero y esclavos como símbolo de su estatus social. Con esta inmigración de origen francés, llega también la influencia de la cultura venida del África Occidental. El Radá, el Fon y el Yoruba se hacen presentes en esa región.

Ya en 1807 cuando se decreta el fin de la trata, en Trinidad y Tobago se produce escasez de mano de obra y en 1833, cuando se decreta la abolición de la esclavitud, se contratan trabajadores chinos, portugueses de Madeira y africanos libres que posteriormente fueron sustituidos por trabajadores venidos de India.

En este marco histórico surge el Culto a Sangó de Trinidad. Mezcla entre religión de los Orisas, fe católica en algunos lugares de la Isla y fe bautista en algunos otros. El elemento sincrético permite aquí, tal como en Cuba o Brasil, la preservación de todo el sistema mágico y religioso venido de tierra yoruba.

Sangó, deidad del rayo y el trueno, constituye la figura principal del culto. Se habla de una influencia evidentemente clara de la cultura Oyocéntrica y también de la importancia que ejerce, como imagen histórica y mítica dentro de la formación de la sociedad de origen filoyoruba.


Orisa en Trinidad

El Culto a Sangó es la manifestación sincrética de la religión Orisa, nacida en el Siglo XIX con la expresión de varios grupos de influencia principalmente de católicos y yorubas aunque recibe elementos de expresión propios de la fe bautista en cuanto a la forma musical y del hinduismo, cuyos simpatizantes, han asociado a Sangó con el Señor Shiva, deidad de la destrucción para cumplimiento del ciclo kármico, devoto obediente del Señor Supremo, Sri Krisna y también deidad de la guerra y la virilidad.

En el Culto Sangó, el sincretismo es otro de los elementos que permitió la supervivencia de la fe originaria y también la difusión y asimilación por parte de quienes practican otras creencias. En este sentido, es importante recordar que el sincretismo dependerá de las deidades más populares dentro del lugar en donde se desarrolla. En Trinidad, Sangó se sincretiza con San Juan el Bautista, Ogun es San Miguel Arcángel, Osun es Santa Filomena, Iyemojá (Emajá) es Santa Ana y Saponna es San Francisco y San Jerónimo. Los devotos se agrupan en “palais”, palacios ubicados entre la ciudad y algunas zonas rurales de la Isla, en donde Sangó comparte adoración con otras entidades locales llamadas Mama Latay y Gabriel.

El color de uso para los devotos del Culto Sangó son el amarillo y el rojo. Recibe ofrendas de toros, carneros, gallos y lechones. Los devotos se definen a sí mismos como Yoruba y se asumen de tal modo. Y aun cuando en Trinidad y Tobago ya existe presencia de la Tradición Indígena Yoruba, el Culto Sangó sigue siendo mayoría. 

Uno de los fenómenos más importantes de esa práctica es el de la posesión espiritual. Orisa puede poseer a su iniciado en momentos de enfermedad o necesidad pero no definen una relación arquetípica como en el caso de los afrocubanos, quienes consideramos que la deidad se “expresa” a través de su iniciado aportando rasgos de distintivos de carácter y personalidad.


Orisa en Trinidad


Los centros de la Isla de Trinidad tienen por costumbre realizar oración a Sangó los días martes en la noche. Antes de comenzar cualquier ceremonia, hacen ofrendas a Esu (la deidad de los caminos), mientras otros purifican el lugar con pequeñas libaciones de agua clara en las esquinas. Se realiza un ritual con tambores de orígenes diversos y posesiones asociadas a las diferentes deidades. En conjunto con el Culto Sangó de Trinidad, también en Grenada se desarrolló otra forma similar de religión con el mismo nombre de Sangó, cuya adoración se centra en el concepto Orisa, tal y como se conoce en otros lugares de América.

En Trinidad, hay mucha gente que aún asocia el fenómeno religioso como una manifestación de “incultura y pobreza” debido a la influencia clarísima del pensamiento anglo y racista. Sin embargo, de este lado del continente, los hispanoparlantes seguimos demostrando que la fe Orisa conjuga elementos que la definen como una compleja estructura, donde creencias y prácticas trascienden al simple fetiche para constituirse en una completa manifestación de diversidad cultural.